Gran jefe: Mírame a los ojos y no me mientas.

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Si en algún momento ha sido crucial compartir los valores, misión y foco de la empresa con todo el equipo humano, es justo cuando las personas se sienten mas vulnerables, amenazadas por agentes desconocidos que saben que los pueden afectar, pero no saben como.

Compartir los planes, las decisiones, hacia donde vamos, es un gesto de inteligencia y de generosidad, que se percibe como que realmente la empresa cuenta con ellos.

Solo corren rumores de cuanta gente va a pasar a las listas del paro, de que empresas y sectores están realmente tocados después de esta pandemia, y si los lideres de las organizaciones serán capaces de “emprender” soluciones, o solo de actuar bajo el lema “sálvese quien pueda”, de tirar la toalla ante las tremendas dificultades, riesgos y esfuerzos no previstos. La desesperación de los gestores no puede llegar a los empleados. Ahora es el momento de demostrar porqué se ha llegado a ser jefe, Gran Jefe.

Tener un plan encima de la mesa para transparentar las fortalezas, los valores diferenciales, las oportunidades del mercado, es la única forma de poder exigir un permanente esfuerzo al equipo. Tener claro el rumbo es básico para estar motivado y confiar en que la empresa y sus lideres están haciendo lo correcto. Y esta situación se transmite a sus familias en todos sus grados, y a los vecinos y amigos, y a las comunidades. Es como la pólvora que corre a gran velocidad difundiendo un mensaje de esperanza y de sólida apuesta de futuro.

Imaginemos la tensión que supone la intensa convivencia del entorno familiar, cuando la incertidumbre, el miedo se apodera de sus decisiones. Es posible que muchas de las tensiones y malas conductas tengan su origen en esta situación.

Ya no pensemos solo en la productividad, o en la parte sostenible de la viabilidad financiera, sino en la necesaria continuidad con un equipo mentalmente sano y confiado en que todo saldrá bien.

Es estratégico hacer un plan para contar lo que hacemos, es el momento de poner a disposición de toda la sociedad el esfuerzo, la innovación, los avances, las buenas decisiones que se han tomado durante años para llegar hasta donde estamos.

Compartir es generosidad, y siempre tiene un retorno positivo. El agradecimiento emocional de estas iniciativas trasciende la propia organización, y se vuelve viral, sobre todo en estos tiempos en donde todo esta conectado, donde expresar pensamientos, sensaciones, momentos de vida, es la forma de manifestar que estamos vivos y que seguimos siendo y haciendo lo que realmente nos gusta. Incluso sabiendo que es una pose exagerada de escaparate ante los demás, vamos a darles un motivo mas de orgullo, de sentimiento de pertenencia, de coherencia hacia su comportamiento después de haberlo expuesto a todo el mundo.

Es la forma en que nuestro cerebro construye las verdades, nuestras verdades.

Por tanto, tengamos un plan claro y definido de nuestra historia, de elaborar un relato sincero, creíble, comprensible y memorable. Y llegando mas lejos, debe estar vinculado a personas, a seres humanos que comparten las inquietudes, personalizados al extremo, con compromisos de tu a tu, dando la cara.

Es la hora de transmitir energía, empoderamiento, confianza en si mismos y, sobre todo, de dar ejemplo y ser los primeros en transmitir esa fuerza tan necesaria en estos momentos.

Apoyarse en las actividades mas esenciales, la operación, el producto, la sostenibilidad, la aportación a la sociedad y el compromiso con las personas, ayuda a centrar la atención y el interés sobre lo que realmente importa.

Pero por favor, hacerlo mirando a los ojos y sin mentiras.

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